DIOS

Lo primero de esta enseñanza es tratar de llevar a las conciencias la presencia de Dios en todo instante y en todo lugar. A Dios lo encontramos en todo instante y en todo lugar, lo encontramos nombrado de mil maneras a través de los siglos, en todas las religiones, creencias, literaturas y filosofías como: EL ABSOLUTO, EL INNOMBRABLE, EL TODO, LA FUENTE DE DONDE TODO ES CREADO, EL CREADOR INCREADO, EL PODER UNO, AQUEL QUE “ES”, REALIDAD, MENTE UNIVERSAL, LOGOS, EL SUMUN, EL ETERNO, LA LUZ, EL PADRE ETERNO, INFINITA FUERZA, EL GRAN ARQUITECTO DEL UNIVERSO, EL SUPRACONSCIENTE COLECTIVO, EL UNO, EL PADRE, BRAHMA, ALAH, JEHOVÁ, “YO SOY”, ETC. Para nosotros será más fácil mencionarlo como “PADRE” ya que de Él partimos, o como DIOS, palabra que sintetiza su esencia y substancia.

Es innegable que DIOS, como realidad suprema y absoluta, es un principio en donde todos los seres y todas las cosas encuentran su origen, su manifestación y su verdad; y no hay que olvidar que los “dioses” de las distintas sectas y religiones, no son sino nombres y aspectos utilizados como meras representaciones temporales de este principio.

Es indispensable comprender en nuestra mente que Dios no existe, sino que DIOS “ES”, porque todo lo que existe tiene principio y fin en Él mismo y Él ES antes de su Creación y SERÁ después de todo lo creado. Dios está en todas sus creaciones dándose a Sí mismo y Dios creó al humano conforme a su imagen y semejanza espiritual, es decir, es la esencia misma de las fuerzas constructivas de nuestro ser.

Más allá del cosmos, del tiempo y del espacio, de todo cuanto se mueve y cambia, se encuentra la Realidad Substancial, la Verdad Fundamental de ese Dios que para nosotros es aun  incognoscible, pero la razón humana y las observaciones de los investigadores nos dan ciertas pautas para poder concretarlo en nuestras mentes, por lo que dentro de nuestra pequeñez, podemos decir que Dios ES:
  • Omnipotente, pues todo lo puede,
  • Omnisciente, pues está en toda la ciencia.
  • Omnipresente, pues está presente en todo.
  • Omniabarcante y Omnímodo, pues lo abarca y comprende todo.
  • Omniconsciente, ya que es consciente de todo y está en toda conciencia.
  • Inescrutable en sus designios, ya que no se pueden saber ni averiguar.
  • Infinito e Inmutable, porque nada puede existir en el tiempo o en el espacio que lo defina, limite o ponga restricciones, y además no existe algo que haga cambiar su naturaleza real.

Por todas estas características de Dios, es imposible que el infierno o el mal existan desde el punto de vista religioso, es decir, el infierno y el demonio no existen en la realidad. Existen en la mente de cada uno de nosotros porque son nuestra creación, y esto es muy fácil de explicar. Partiendo de la premisa que Dios es Omnipresente, es decir que su Ser está en (literalmente) TODO, no puede existir el infierno pues ahí también estaría su Espíritu, y si su Espíritu está en el infierno, todos los que habitaran tal lugar serían invadidos de su misericordia y amor infinitos, por tanto el infierno dejaría de existir. Si partimos de la premisa que Dios es Omnipotente, ¿no podría eliminar al demonio con sólo pensarlo? de modo tal que tampoco así existiría el demonio.

El infierno lo vamos erigiendo poco a poco en nuestras mentes y en nuestro subconsciente. Desde que somos pequeños, nuestros padres y nuestros “líderes” religiosos se encargan de enseñarnos lo que está bien y lo que está mal, los preceptos religiosos y la larga lista de pecados que, según las iglesias, Dios les dio el poder para instituirlos y así dominar las masas.

Dios no tiene ninguna característica o atributo relacionado con maldad o imperfección. Dios ES Perfecto, de manera tal que sus atributos sólo pueden ser perfectos y llenos de Amor Divino.

Son siete los atributos de Dios: Voluntad, Sabiduría, Amor, Belleza, Ciencia, Suministro y Libertad.

Estos atributos sabemos que están latentes en cada ser humano, susceptibles a acrecentarse o disminuirse según la mente de cada individuo. Los primeros 3 aspectos están presentes en la Llama Tripartita alojada en nuestros corazones y de ahí salen disparadas hacia el mundo que nos rodea. Es responsabilidad de cada quien darles la debida intensidad para que por medio de estos aspectos encontremos la Felicidad.

Dios tiene su propia manifestación en el TODO y subsiste sin dividirse en cada creación suya, por ello San Pablo dijo: “Y en el centro de cada humano está Dios” y “En Dios vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser”.

Dios es la fuente de toda energía conocida y desconocida, de la atómica, eléctrica, mental y espiritual. Dios y sólo Dios, principio y fin de todo lo creado, visible e invisible; esencia y substancia; inmanente y trascendente, está como en distinta densidad en toda la creación. De Él partimos, en Él vivimos y a Él volveremos cuando la limpieza de nuestra mente, el despertar de nuestra conciencia y rectitud de nuestros actos en la vida hagan posible nuestra unificación con el TODO. Podemos decir que esto es un proceso de Concientización.
Pese a la perfección de Dios ¿Por qué no nos hizo perfectos? La respuesta es que sí, nos hizo perfectos, solo que para poder regresar a su esencia, necesitamos entender lo que es “SER” Dios; y para esto nos envió al mundo con el regalo más grande de todos: el Libre Albedrío.

No podemos llegar a Dios si nuestro espíritu no le comprende y no puede habitar donde tan magna energía perfecta reside. Es necesario que nuestros espíritus evolucionen desde lo más bajo hasta lo más sublime para llegar a comprender lo que significa tener el Poder de ser dioses, es decir, llegar a Ser uno con Dios.

Cuando me dedicaba a administrar empresas les decía a los trabajadores: “No se puede criticar el trabajo del barrendero si uno mismo no sabe barrer”. No podemos ser Dios si no sabemos a fondo lo que significa realmente su SER.

Por esta razón existe el mal en la Tierra. Nuestros espíritus llegan a este planeta siendo una partícula que toma forma de materia y empieza su largo camino evolutivo desde el reino mineral, pasando por el reino vegetal, animal y finalmente llega a donde estamos nosotros: el ser humano.
Pero en todos y cada uno de los reinos hay seres más evolucionados que otros. Mientras más nos entreguemos al servicio de los demás, mas rápido evolucionará nuestra conciencia y nuestro espíritu.

En mis clases de Teosofía nos preguntaron una vez que si fuéramos una planta ¿Qué nos gustaría ser? y la mayoría contestamos que algún árbol: un roble, un encino, etc. árboles magníficos, hermosos y enormes; y entonces el maestro dijo “¿y cuanto tiempo le llevará evolucionar a un encino? ¿Cuánto tiempo le llevará evolucionar a la hierba?” Sirve más a un animal la hierba, pues de ella se alimenta que un árbol que está años y hasta siglos clavado en el mismo lugar sin poder ver más allá del horizonte. La hierba crece con la más ligera lluvia, mientras que para que un árbol se haga grande y fuerte se requiere de muchos años de lluvias, suelos fértiles y hasta de temperaturas diferentes. La hierba crece donde sea, pues sirve a cualquier animal, no importa si es en una selva o en el Himalaya, donde hay un animal, ahí habrá hierba.

Al tomar el mismo ejemplo pero con animales, todos escogimos un león, un oso, un águila, etc. y aplica el mismo principio ¿Quién escogería un burro o una vaca? y son dos de los animales que más nos sirven y es por esto que nadie escogería ser un animal de carga.
Pero lo importante, como ya aprendimos, es SERVIR. No es necesaria la humillación, muchos confunden el término Servir con Servilismo y no es así. Servir se hace con el corazón, con Amor, sin esperar nada a cambio. El servilismo es todo lo contrario, muchas personas tienden a humillarse con tal de sentirse aceptadas o “queridas” y esto denota una muy baja autoestima que habrá que atender de inmediato.

Para lograr el éxito hay que poner en medio de todo la Voluntad de encontrar y llegar a Dios. Tener siempre presente en nuestro consciente a Dios, actuar con Fe en la Bondad de Dios y vivir con el deseo de identificarnos con la Ley natural de Dios. Esto lo logra quien hace de esto una regla en su vida, y actúa de manera sabia, moral, correcta y certera y no se desvía del camino recto y servicial.
Uno de los consejos más efectivos que podemos seguir sería: “Vivan, piensen, sientan y actúen en Dios, por Dios, con Dios y para Dios.

Es indispensable ver en cada cosa a Dios y ver todas las cosas en Dios. Así lo dijo Jesús: “¿No creen que YO SOY en el Padre y el Padre es en Mi? Las palabras que yo hablo no las hablo de mi mismo, mas el Padre que está en mi hace las obras”