LO QUE LA HISTORIA NOS HA ENSEÑADO

La historia nos enseña cada paso de la evolución humana, su cultura, sus costumbres y hábitos.

Un ejemplo de esto es que hace miles de años las parejas se casaban por el bien del pueblo, por purificar la sangre, inclusive había matrimonios incestuosos con tal de no mezclar la sangre real con la plebeya, pues el que el rey o faraón se casara con alguien de sangre real garantizaba la divinidad del linaje real a todo el pueblo, pues los reyes eran dioses.

Después con el paso del tiempo los casamientos se hacían por el bien de la familia, un padre pagaba inclusive a un hombre para que se casara con su hija, pero todo era por el nombre de la familia.

Ya en el siglo XX comenzaron los matrimonios por amor, es decir, el matrimonio sólo dependía de dos personas y sus sentimientos.

En el siglo XXI vemos que eso comienza a desaparecer, no digo que desaparezca el amor de pareja o los matrimonios honestos basados en amor verdadero, sino que la humanidad cada vez piensa más en sí misma. Ya no permitimos los maltratos de otra persona, ya no es necesario que me quede casado o casada contigo porque el divorcio es malo, ya no son necesarios los roles preestablecidos de hombre y mujer, cada quien es autosuficiente de sí mismo. Es por esto que cada vez vemos más divorcios. Estamos en un periodo de transición de costumbres y maneras de pensar. Pasamos de pensar en el bienestar familiar por el bienestar propio.

Pero cuidado, muchos de nosotros lo estamos tomando de manera egoísta y soberbia.

Es correcto pensar primero en uno mismo, pero siempre en un nivel espiritual, me refiero a que me debo entregar al prójimo para bien de mi espíritu. Yo vine al mundo a servir a mi vecino y cuando lo hago sin excusas, lo estoy haciendo por el bien y la evolución de mi espíritu.

Una cosa es el egoísmo, el hambre de poder y de dinero para mí mismo y sólo yo lo disfruto, no me importa a quien me llevo de encuentro; y otra muy diferente es ayudar, apoyar y orientar por el crecimiento espiritual.

A través del avance de las distintas eras, hemos visto como el bienestar del círculo comunitario se ha ido reduciendo cada vez más, hasta llegar al YO. Hace tiempo mi papá solía decir “Primero yo, luego yo y después yo” porque eso le enseñó mi abuelo y a él su padre, etc.
La transición de preocuparse por la comunidad ha ido desapareciendo, pero no de modo negativo, pues es necesario llegar al propio espíritu para poder pensar en micro y en macro al mismo tiempo (“como es arriba es abajo”). El detalle es no desviarnos hacia el cuerpo, la carne es lo que nos hace trastabillar porque tenemos el libre albedrío con el cual a veces nos dejamos llevar y caemos en los placeres del mundo material.

Las enseñanzas de los Maestros Ascendidos nos enseñan a pensar en el YO colectivo, pues al vivir constantemente en la Presencia YO SOY, tomamos conciencia de que cada persona tiene su propia Presencia YO SOY y cada Presencia YO SOY que me rodea es parte de un mismo Ser. Cada uno de nosotros somos como partículas atómicas de una célula, la cual está cohabitando con otras células formando un mismo cuerpo espiritual y éste cuerpo espiritual no es nadie más que DIOS, YO SOY el que YO SOY.

Este pensar del YO colectivo, me lleva a preocuparme por el desenvolvimiento de mi espíritu a los ojos de Dios, me lleva a pensar sólo en agradar a Dios por mis acciones y reacciones. Y sin embargo, simultáneamente tomo conciencia de que nada de esto puedo lograr si no pienso en mi hermano, vecino, padre o persona desconocida.

Mientras más sirvo al prójimo, más sirvo a mi propio espíritu.

Y entonces nos damos cuenta de que lo que llamamos en Teosofía (el VERDADERO EGO) es otro del que nos han enseñado, no es esa parte de mi cerebro que se alegra cuando me alagan, no es esa parte de mis recuerdos que se enorgullecen por el premio que gané, o por haber ganado millones en la bolsa.

El VERDADERO EGO es un ser espiritual idéntico a mi espíritu, es la energía más cercana a Dios que puede existir, y por la misma razón que habita en Dios, por el momento no puedo ser uno mismo con él mientras recorra el camino de le Evolución Espiritual. Mi espíritu tiene que aprender, equivocarse, evolucionar puramente para vibrar lo más parecido al VERDADERO EGO y poder fundirse en uno sólo para entonces llegar a la Gloria prometida por Dios y vivir en Él eternamente.

Nosotros somos el reflejo de ese VERDADERO EGO que siempre nos dicta nuestro correcto proceder. Cuando no lo escuchamos y actuamos de manera incorrecta, el VERDADERO EGO se aleja de nosotros y comienza a pasar un periodo de espera hasta que nuestra conciencia despierte y nuestros oidos se agudicen.

Escuchar al VERDADERO EGO es escuchar a nuestro Ser Crístico, es ese Ser que nos va a dar la Gloria eterna cuando sigamos sus consejos y aprendamos a ser uno con el Padre-Madre y dejar de basar nuestra felicidad en el mundo terrenal.

Dios les Bendice

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(c) Zaira Cantú 2010